"Para Sherlock, ella es siempre la mujer. Rara vez la oí mencionarla de otro modo. A sus ojos, ella eclipsa y domina todo su sexo. Y no es que sintiera por Irene Adler nada parecido al amor. Todas las emociones, y en especial esa, resultaban abominables para su inteligencia fría y precisa, pero admirablemente equilibrada. Siempre le he tenido por la máquina de observar y razonar más perfecta que ha conocido el mundo; pero como amante no habría sabido que hacer. Jamás hablaba de las pasiones más tierna, sino era con desprecio y sarcasmo. Eran cosas admirables para el espectador, excelentes para levantar el velo que cubre los motivos y los actos de la gente. Pero para un razonador experto, admitir tales intrusiones en su delicado y bien ajustado temperamento equivalía a introducir un factor de distracción capaz de sembrar de dudas todos los resultados de su mente. Para un carácter como el suyo, una emoción tan fuerte resultaba tan perturbadora como la presencia de arena en un instrumento de precisión, o la rotura de una de sus potentes lupas. Y sin embargo, existió para él una mujer, y esta mujer fue la difunta Irene Adler, de dudoso y cuestionable recuerdo"
"-¡Qué mujer! ¡Pero que mujer!- exclamó el rey de Bohemia cuando los tres hubimos leído la epístola - ¿No le dije lo despierta y decidida que era? ¿Acaso no habría sido una reina admirable? ¿No es una pena que no sea de mi clase?
-Por lo que he visto de la dama, parece, verdaderamente, pertenecer a una clase muy diferente a la de vuestra majestad - dijo Holmes fríamente - Lamento no haber sido capaz de llevar el asunto de vuestra majestad a una conclusión más feliz.
-¡Al contrario, querido señor! - exclamó el rey - No podía haber terminado mejor. Me consta que su palabra es inviolable. La fotografía es ahora tan inofensiva como si la hubiesen quemado.
-Me alegra que vuestra majestad diga eso
-He contraído con usted una deuda inmensa. Dígame, por favor, de qué manera puedo recompensarle. Este anillo... - se sacó de un dedo un anillo de esmeraldas en forma de serpiente y se lo extendió en la palma de la mano.
-Vuestra majestad posee algo que para mí tiene mucho más valor - dijo Holmes
-No tiene más que decirlo.
-Esta fotografía
El rey se quedó mirando, asombrado.
-¡La fotografía de Irene! - exclamó - Desde luego, si es lo que desea.
-Gracias, majestad. Entonces, no hay más que hacer con este asunto. Tengo el honor de desearos un buen día.
Hizo una inclinación, se dio la vuelta sin prestar atención a la mano que el rey le tendía, y se marchó conmigo a sus aposentos."
"Escándalo en Bohemia" fue publicada por primera vez en 1891, en una época donde recursos narrativos como la tensión sexual no se usaban demasiado. Dudo por tanto, que la intención original de sir Arthur Conan Doyle fuese crear un personaje femenino recurrente en sus historietas, que tuviese la finalidad de desestabilizar el ordenado mundo lógico de Holmes, e introducir la pasión de la mano de una tensión sexual que iría evolucionando como romance. De hecho, con vistas a evitar precisamente eso, si os fijais, Conan Doyle nos deja bien claro que Irene falleció poco después de su encuentro con Sherlock, en circunstancias que no revela. Sin embargo, versiones posteriores de la mano de guionistas más modernos si han sacado ese potencial, y si nos han presentado entre Irene y el detective un interesante tira y afloja romántico que personalmente, me encanta. Watson nos deja muy claro que, si Sherlock se permitiese amar, si no temiera tanto que la pasión arruinase esa magnífica máquina de pensar que tiene dentro de su cabeza, sin duda ninguna Irene sería para él la mujer perfecta. ¿Por qué? Por tener inteligencia y recursos, y por haber sido una de las escasas personas, y de hecho, la única mujer, que le ha vencido en su propio terreno. Porque ella es un misterio y un reto... dos cosas que a las que Sherlock sin duda no puede resistirse. Esta dinámica se ha visto más antiguamente en miniseries o telefilmes de la BBC británica, o en versiones americanas, y en los últimos años hemos podido disfrutarla en las películas de Robert Downey Jr. (donde Irene es interpretada por Rachel McAdams) y sobre todo, en la más reciente serie de la BBC, que no me voy a cansar de recomendaros, y donde vimos a Irene encarnada por Lara Pulver.
Algunos ávidos lectores de Conan Doyle no quedan muy convencidos con el uso de Irene en este sentido, no les gusta esa dinámica de tensión sexual. Pero personalmente, a mí me encanta, puesto que nos permite sacar partido a un personaje femenino con muchísimo gancho, y porque me resulta muy divertido verla poner patas arriba ese mundo de razón y lógica que Sherlock ha creado a su alrededor. Ella le pone la chispa, convirtiéndole a él en un personaje también más cercano y humano, y respetando la obra de Conan Doyle, es mucho lo que se puede sacar de ellos. En algunas versiones, por lo que he podido ver curioseando por ahí en Internet, incluso tienen hijos, pero yo no lo llevaría tan lejos. Aún con todo, me resultan una pareja divertida y adorable y me gusta mucho verlos juntos. Cierro con fotos y algún vídeo ya de los dos juntos.
Nota. ¡¡Me encanta la canción de este video!! Es muy graciosa, como una competición chico-chica, me imagino a los dos cantándola, ja ja ja. No sé de donde es, imagino que algún musical clásico.
Me gusta mucho la canción también, y le pegala comparación con otra mujer misteriosa y seductora, Mona Lisa.
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