Hoy cerramos ya el especial que nos venía ocupando gran parte de este mes de agosto, y tras haber explorado en profundidad los que creo que son los tres subgéneros más ricos de la fantasía y de la ciencia-ficción (superhéroes, futurismo y fantasía épica, y lo sobrenatural) tan solo nos queda una última cosa por hacer: ver algunos consejos generales que nos ayudarán a no cometer errores y que le darán a nuestra historia más rango y dimensión, o que nos ayudarán como lectores o espectadores a detectar los fallos de películas, libros, o cómics que no sigan estos consejillos básicos (que no son pocas las veces en que encontramos barbaridades, créedme) Son algunas cosas sencillas pero que se notan cuando hay autores que las aplican, ya sean muy consagrados y profesionales, novatos, blognoveleros, o hasta escritores de fanfics, y todo, que por algo hay que comenzar. Así que tomad nota, que aquí van:
ORIGINALIDAD E INSPIRACIÓN: Escribir fanfics esta muy bien para empezar. Cassandra Clare es la autora de Cazadores de Sombras, una saga juvenil sobrenatural de mucho éxito, de la que pronto se comenzarán a ver las adaptaciones en película. No os puedo dar mi opinión porque no la he leído, no me atrae mucho, siendo honesta, pero desde luego no juzgaré sin haber leído. Lo que sí quiero resaltar es que esta joven escritora comenzó con fanfictions de Harry Potter, y ahora ha escrito su saga original. ¿Y de dónde se puede sacar la inspiración para algo así? De muchos sitios que ya hemos mencionado, y que pasamos a resumir aquí: de autores clásicos a los que admiramos (pero sin plagios, por supuesto) de grandes casas de cómics como Marvel o DC y cómo crean sus personajes, de la Historia y la Mitología, de las leyendas urbanas... y sobre todo, de nuestra imaginación, que es la herramienta más poderosa.
COHERENCIA: Mucha gente que no entiende estos géneros, o no les gustan, tiende a creer que en la fantasía y la ciencia-ficción cualquier cosa vale, que no es un buen género porque no sigue normas lógicas y reales, y que por lo tanto, es un despropósito en que se puede uno permitir cualquier cosa, y que solo la gente con mucha imaginación puede comprender y seguir. Para nada es cierto. Ya hemos visto que los universos de fantasía y ciencia-ficción en realidad se rigen por unas normas muy estrictas, que hay que seguir en todo momento, si bien no son las normas de nuestro mundo. Pero esas reglas sirven para todo, desde el funcionamiento de los poderes de un superhéroe, al de la nave espacial, pasando por las reglas sociales de una cultura inventada o alienígena, a las reglas de la magia o las que someten a criaturas sobrenaturales como vampiros u hombres lobo. Crear esas normas cuesta un esfuerzo de imaginación, pero mantenerlas es cuestión de elemental coherencia. Tenemos que mantener la coherencia en todo lo que hagamos: si hemos dicho que el poder de un superhéroe funciona así, y que lo que puede hacer es esto o lo otro, mantengamos las formas y no nos desdigamos tan fácilmente como a veces hacen incluso los mejores guionistas de cómic. Y peor es aún en las series de superpoderes: ni una sola ha logrado mantenerse por falta de coherencia, y el mejor ejemplo es Héroes, aunque también es, hasta la fecha, el mejor intento, aún con todos los fallos de coherencia, de una buena serie de superpoderes. Y esto vale para todo, gente. Los lectores o espectadores no son tontos. Coherencia ante todo.
MAGIA Y TECNOLOGÍA: Estos son dos elementos a menudo muy conflictivos. Parece que, en este tipo de historias, todo se pueda conseguir con un hechizo mágico, o gracias a la tecnología más avanzada, desde vencer a un poderoso enemigo, a romper las normas establecidas por la coherencia, o a resucitar a secundarios queridos. Pues no, gente. Esto no puede ser así. De nuevo en pos de la coherencia, y para que no todo le sea tan fácil a nuestros personajes, hay que limitar un poco el uso de la magia y de la tecnología. No abusemos de hechizos todopoderosos, de medicina tan avanzada que puede salvar a cualquiera, máquinas del tiempo o hechizos para viajar al pasado o al futuro, y sobre todo, clones malvados, o sobre todo, resurrecciones. Esto es muy importante. Para controlar estos dos elementos complicados, tenemos nuestros elementos de normas y coherencia. Puede que un hechizo pueda devolver la vida a alguien, pero la magia así de potente normalmente va contra la naturaleza, y no esta permitida. Después de todo, todos morimos ¿no? O puede que haya consecuencias si se hace ese hechizo tan poderoso, como la pérdida de poderes, o el giro hacia la magia más oscura (No soy muy fan de Buffy, es más, me mataréis por decir esto, pero no me gusta nada esa serie... aún así, lo que sucedido con Willow es un buen ejemplo de lo quiero decir) Es cosa tuya decidir entonces si el personaje se saltará o no las normas, o si aceptará las consecuencias, teniendo la flexibilidad de poder decir muchas veces que no, y una que sí, por ejemplo. En cuanto a la tecnología, esta tiene sus límites, por avanzada que sea, o puede fallar cuando más la necesitas. Imaginemos que podemos salvar a alguien con una técnica médica, pero el elemento que tecnología a usar nos falla en ese preciso instante. El factor tiempo también puede (o no) jugar en contra, dependiendo de nuestras necesidades. Quizá, alguien no reciba a tiempo la atención que necesita, y muera, mientras que otro personaje sobreviva al haber recibido esa atención antes. Y de nuevo, tenemos el elemento tecnología a nuestro servicio, y no somos controlados por él. Imaginación y coherencia son de nuevo los factores más importantes para controlar estos rebeldes elementos.
VARIEDAD DE ELEMENTOS: Dentro de la coherencia que debemos respetar, el género de fantasía y ciencia-ficción es mi preferido porque, como he dicho ya hasta la saciedad, le cabe un poquito de todo. Desde luego, prima la acción, sí, pero podemos tener drama, toques de humor que lo aligeren un poco todo, reflexiones acerca de multitud de temas que se pueden ver reflejados en nuestra historia (religión, política, sociedad, el destino del ser humano, el bien y el mal... mil cosas profundas e interesantes) e incluso, algún romance. Todos estos elementos se deben equilibrar teniendo en cuenta la tónica general de nuestra historia, si es más oscura, o más ligera y juvenil, más dramática o tal vez, una parodia, porque no. Ayudarán entre todos ellos a que creemos una historia mucho más compleja y profunda que un simple relato de fantasía o ciencia-ficción.
Y con estos breves consejos ya terminamos este especial. Espero que no se haya hecho muy largo, y que os haya gustado. Ahora, a ver si me aplico tanto consejito, y con ayuda de algo de imaginación, y de inspiración, me animo a crear alguna historia que compartir... puede que con amigos, o puede que con todos vosotros en algún blognovela, sino me da mucha vergüenza... si algo así pasa, si empezara a publicar algo (que de momento, no creo) os lo haría saber, ¿de acuerdo? ¡¡Nos vemos!!
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