Karl Friedrich Hyeronimus, barón de la región germana de Munchausen, nació el 11 de mayo de 1720. Imaginamos que, como hijo de la nobleza, recibió una esmerada educación y un entrenamiento digno de todo un caballero. En su juventud, sirvió como paje del duque de Brunswick-Luneburgo, y participó con éxito en varias campañas militares contra los otomanos, y alcanzo un alto rango en el ejército ruso en 1750. En 1744 se casó con una tal Jacobine von Duertel, matrimonio parece ser que estable y feliz hasta la muerte de ella en 1790. Fue en estos años donde adquirió su reputación de contar extrañas y rocambolescas historias acerca de sus numerosas aventuras, historias exageradas y llenas de fantasía y de imaginación, en las que el barón aseguraba haber estado en la Luna, haber huido montado en una bala de cañón, haber estado en en interior de una ballena, haber salido de una ciénaga tirándose de su propia coleta, o haber vencido una apuesta contra un sultán con ayuda de un ejército de héroes de lo más peculiar, por supuesto, con poderes (un superforzudo, un superveloz, un hombre con super sentido del oído y otro con super sentido de la vista) No sabemos que fue lo que llevó al barón a inventar estas historias. Quizá buscaba ser el centro de atención, como las personas que ahora sufren el trastorno que lleva su nombre, o quizá solo quería amenizar un poco las aburridas reuniones sociales de la nobleza de la época, y ponerles un poco de chispa e imaginación. O puede que tuviera alma de escritor de fantasía, quien sabe. En cualquier caso, yo creo que, a pesar de la fama de loco y mentiroso extravagante que se ganó, muchos debían pasarlo bien escuchando sus raras aventuras. En 1794 nuestro barón volvió a casarse, sin mucho éxito al parecer, ya que acabaría divorciado de su segunda esposa. Ese divorcio le arruinó económica y socialmente. Murió sin descendencia el 22 de febrero de 1797. Sus alocadas historias nos recuerdan mucho, entre otros clásicos, a los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift, y también a una muy curiosa obra clásica que se considera la primera del género de fantasía y ciencia-ficción: la Historia Verdadera de Luciano de Samóstrata, con la que cuenta con dos míticos episodios en común como son el de la ballena y el del supuesto viaje a la Luna y la presencia de una raza autóctona de allí, los selenitas. El espíritu de locura, rebeldía e imaginación del barón en sus historias arremete contra el racionalismo imperante en esta época, la de la Ilustración como bien recordaréis, y en ellos nos recuerda a otro clásico de la Literatura Universal, precisamente, el más famoso de la lengua y cultura españolas: hablo, por supuesto, del Quijote.
En cuanto a las adaptaciones de literatura y cine de las aventuras del barón, la primera que se conoce es una recopilación anónima de 1781. En 1795 salió a la luz una versión inglesa, llevada a cabo por el científico y escritor alemán Rodolf Erich Raspe. Esta versión adquirió gran fama, pero desgraciadamente, daño la reputación del barón, a quien se empezó a ver como a un excéntrico mentiroso. En 1786 esta versión fue traducida de nuevo al alemán por el poeta Gottfried August Bruger, que amplió a su manera algunas de las historias, y cuya versión se convertiría en la más conocida de todas. A lo largo del siglo XIX, la historia siguió siendo reeditada y sufriendo todo tipo de modificaciones, y por fin en el siglo XX llegaría a las pantallas de cine con varias y diversas adaptaciones. La primera de ellas es un cortometraje que data de 1911. Le siguen varias adaptaciones alemanas y rusas en los años 1943, 1961, 1967 y 1979. La versión más reciente y probablemente más conocida de las locas aventuras del barón es la que en 1988 dirigió el ex Monty Python Terry Gillian , que cuenta con su compañero Eric Idle, y con actores de la talla de Robin Williams o Uma Thurman. No sé si fue esta o tal vez otra la versión que vi de pequeña y que me impactó, desde luego, aunque no la recuerdo del todo bien. Recuerdo lo de los héroes con distintos poderes, particularmente, el superveloz, y me acuerdo de los selenitas y de un barco que volaba. Además de las recopilaciones literarias y de las películas, el barón cuenta con otras cosas que le rinden homenaje, como obras de arte e ilustraciones en las que se le representa, e incluso, muy curiosamente, un juego de rol.
Divertido fan art en el que el barón cabalga en su bola de cañón
Cartel de una de las películas, la de Terry Gillian concretamente
Recopilación de Bruger, la más conocida
Famoso barco volador del barón, que conocereís por una no menos famosa canción de Mecano
Como bien he dicho, no sabemos lo que llevaría al barón a inventarse semejantes historias, pero esta claro que, al igual que el Quijote, ambos personajes tienen un punto interesante en su locura, Ambos nos invitan a ser creativos, a usar nuestra imaginación para cambiar y mejorar el mundo y atrevernos a soñar aunque nos digan que no estamos muy bien de la cabeza. Que más da eso si con nuestra imaginación conseguimos vivir aventuras y hacer del mundo un lugar un poco menos aburrido en el que vivir. Y dicho esto, solo me queda esperar que la entrada os haya resultado interesante, aunque palidece comparada con la que me he encontrado en este blog y que os enlazo abajo, junto con la canción con que cierro la entrada, que no puede ser otra que Barco a Venus, de Mecano, por supuesto.
EL BARÓN DE MUNCHHAUSEN Y LA ALEGRE REBELIÓN DE LA FANTASÍA (de la página de la librería Imaginaria, autora Marcela Carranza) (Una entrada muy extensa e informativa, mucho más que la mía, que os recomiendo leer si queréis saber más del tema)
No hay comentarios:
Publicar un comentario