La "Guía del Autoestopista Galáctico" comienza de una manera muy normal: Arthur Dent es un tipo corriente, el perfecto ejemplo de homo sapiens vulgaris. Una buena mañana, se levanta para descubrir que su casa esta a punto de ser demolida para dar paso a una circunvalación de una autopista. A modo de protesta, Arthur se tumba delante de los bulldozers, para impedir que destruyan su hogar. En ese momento, llega su mejor amigo, Ford Perfect, el cuál, parece muy agitado y dice tener algo de enorme importancia que comunicarle. Aún sabiendo que demolerán su casa si se marcha, Arthur accede a ir al bar con Ford a tomar unas cervezas. Una vez allí, y para su sorpresa, su amigo le comunica que es un extraterreste, que procede de un planeta llamado Betlegeuse, y que trabaja la la Guía del Autoestopista Galáctico, un notable libro cuyo fin es reunir información sobre el Universo, planetas, razas, idiomas, monedas, guerras, historia, y todo ese tipo de cosas, para facilitarles el trabajo a todos esos mochileros galácticos que quieren ver las maravillas del Universo al precio más bajo posible. Gracias a un aparato que tiene en su poder, Ford a detectado que una flota de vogones (unos alienígenas particularmente desagradables) se dirige a la Tierra. Su misión: demoler el planeta para dar paso a la circunvalación de una autopista galáctica. Este delicioso contraste entre microcosmos y macrocosmos, será el punto de partida de las aventuras de Arthur y Ford, los cuales, tras infiltrarse como polizones en la nave vogona, y ser echados de ella, serán rescatados por la nave Corazón de Oro. Dicha nave viaja impulsada por Energía de la Improbabilidad, con lo cual, nunca se sabe lo que puede pasar a bordo de ella. Ha sido robada por Zaphod Beeblebrox, el presidente de la galaxia (un arrogante alienígena bicéfalo) y a bordo con él viajan Trillian, una bella joven humana que huyó de la Tierra mucho antes de su destrucción, Marvin, el robot maníaco depresivo, y Eddie, el alegre ordenador de a bordo. La pandilla de aventureros se embarcará en un curioso viaje, del cuál no puedo revelar mucho, pero al final, resulta que la respuesta al Universo, la Vida y Todo lo Demás era 42. Sí, 42. Lo que nos sabemos aún es cuál demonios es la Gran Pregunta del Universo, la Vida, y Todo lo Demás.
Este es sin duda, un libro divertidísimo, donde, ya desde el principio, vemos como lo cotidiano se mezcla con lo extraordinario. Ya lo apreciamos en la situación de Arthur, y su pararelismo con la situación de la Tierra; y también en la Energía de Improbabilidad que impulsa la nave Corazón de Oro, y gracias a la cuál puede ocurrir cualquier cosa, ya que, al pasar a la misma vez por todos los puntos posibles de todos los universos existentes, esta energía hace literalmente, que lo imposible se vuelva posible (creando situaciones de lo más extraño, que te harán reír solo con imaginarlas) Con gran sentido del humor, y unos personajes sencillos y muy simpáticos, Douglas nos habla de las pequeñas coincidencias, de los detalles dela vida que a veces no sabemos valorar como es debido (y que luego echamos de menos al perderlos) y de la relación de los seres humanos con todo lo que les rodea. Y sobre todo, nos lleva a la conclusión de que, al igual que los protagonistas, todos nosotros buscamos esa Gran Pregunta, ese algo que de sentido a nuestra existencia. ¿Cuál es la pregunta? Bueno, eso es algo que yo creo que cada uno debe responder por sí mismo, pero quien sabe, la respuesta puede ser 42, puede ser sí, o puede ser vete tú a saber qué. No es fácil encontrar tu sitio en este mundo, y por eso da gusto leer algo que se toma con tanto humor unas cuestiones tan vitales y filosóficas, de esas a las que ni los grandes sabios de la humanidad han sabido dar respuesta. Es por eso que os recomiendo la lectura de este libro, con el que vais a reflexionar sobre todas estas cosas importantes, pero pasando un rato, y riendo, que buena falta nos hace en estos tiempos.
El segundo libro, El Restaurante del Fin del Mundo, sigue el mismo tono cómico que el anterior. De entrada, el mencionado restaurante es un lugar de lo más peculiar. Situado en la misma Orilla del Tiempo, a pocas horas del mismísimo Fin de los Días, y atendido por alienígenas de todo el Universo, en este restaurante puede uno contemplar la destrucción final del Universo mientras disfruta de una magnífica cena, con espectáculo incluido. Y no solo eso: seres de todos los confines del Espacio Tiempo acuden allí, con lo cuál, uno puede encontrarse a cualquier ser que haya existido, exista en su línea temporal, o existirá algún día, ya sea anónimo o famoso. Después de su aventura, nuestros amigos deciden tomarse un descanso regalándose una buena cena en ese peculiar restaurante. Pero no podrán descuidarse mucho tiempo: Zaphod aún no sabe que impulso le llevó a robar la nave Corazón de Oro. El recuerdo sigue encerrado en algún lugar de su cerebro dividido en dos cabezas, pero es incapaz de acceder a él. Y ese recuerdo bloqueado en las dos cabezas de Zaphod parece tener relación con la famosa Gran Pregunta del Universo, la Vida y todo lo Demás, cuya respuesta es, aparentemente, 42. Zhapod emprenderá la búsqueda que pueda llevarle a encontrar esa Gran Pregunta, y, tras un incidente con la nave de un rockero famoso (que el grupo roba a su salida del restaurante) Arthur y Ford terminarán separándose del grupo, y llegando al lugar más inesperado en el tiempo y el espacio, donde deciden quedarse, al menos, de momento.
En este segundo libro te diviertes como en el anterior, leyendo la gran cantidad de cosas absurdas que les pasan a sus protagonistas en sus aventuras. Pero ya se aprecia la intención del autor de ampliar su trabajo y hacer una saga más grande, ya que, al final de esta parte, son muchas las cuestiones que quedan por responder. Y no, no nos referimos a la famosa Gran Pregunta del Universo, la Vida y todo lo Demás, esa que Zhapod busca desesperadamente, no para darle un sentido a su alocada vida, sino para hacerse rico y famoso. Me refiero a otro tipo de preguntas, como si al final, encontrará lo que busca, o que será de Arthur y Ford en el lugar al que han llegado. Igualmente, se deja caer un destino no muy halagueño para la propia Guía del Autoestopista, o al menos, para el ejemplar que Ford llevaba consigo, el cuál no termina por llegar a muy buen puerto. Es por eso que me gustaría seguir leyendo estos libros, hasta el quinto y último, a ver si descubro por qué diablos la respuesta es 42. Y si vosotros os animáis, os lo recomiendo.
En cuanto a la película, se trata de una estupenda adaptación de la obra original, que introduce algunos cambios, por supuesto, pero lo hace con acierto. El final feliz, en el que se cambia en destino de la Tierra (con un giro argumental que no revelo) da a entender que esto termina aquí, y que no hay intención de adaptar más partes. Algunos detalles que en libro son solo menciones de la Guía, se añaden aquí al argumento y dan bastante fluidez a la cinta, además de destacarse así algunos de los momentos más divertidos de esta historia. En el reparto es destacable, contando como protagonista (Arthur Dent) con Martin Freeman, un actor que goza de toda mi simpatía, y que ha adquirido gran fama recientemente. El papel le viene como anillo al dedo, ya que parece estar especializado en interpretar a tipos corrientes y normalitos, que se acaban metiendo en toda clase de líos (o al menos, así es como le conozco en papeles como el de Watson, en la brillante Sherlock de la BBC, o Bilbo Bolsón en el Hobbit) Como protagonista femenina, tenemos a una pizpireta Zoey Deschanel, otra actriz de fama reciente gracias a varias series y películas, y con una vis mucho más cómica que la de su hermana mayor Emily, la protagonista de la serie Bones, como ya sabéis. Contamos también con las voces nada menos que de Alan Rickman y Helen Mirren, dos actores de gran experiencia y enorme talento, igual que otro miembro del reparto, John Malcovich. Los efectos especiales corren a cargo nada menos que del famoso taller de Jim Henson, creador como sabéis de los inolvidables teleñecos, y de esa joya del cine ochentero que es Dentro del Laberinto, además de otras muchas pelis. Así que en el aspecto técnico, desde los vogones hasta Marvin, el robot deprimido, podéis esperar lo mejor de lo mejor. Una buena adaptación de la obra original a la que no esta de más echar también un vistazo, si os apetece, porque es tan divertida como el libro en el que esta basada, y capta realmente bien la esencia que creo que el autor quiso ponerle.
Pues esto es todo por hoy... ¡¡pero esperad!! Nos falta cerrar esta entrada como Dios manda, es decir, con la divertida canción que abre la película, interpretada por delfines. Sí, delfines. Es que es ahora cuando explicamos el sentido del peculiar título: Hasta luego, y gracias por el pescado. Parece ser que los humanos nunca fuimos los seres más inteligentes de la Tierra, por más que lo creyéramos. En realidad, sólo éramos los terceros, superados por los delfines y por otros seres que no puedo revelar, porque os fastidiaría la mayor sorpresa del primer libro. Durante siglos, los delfines trataron de advertirnos del funesto destino que le esperaba a nuestro planeta (ser demolido por los vogones para dar paso a una circunvalación de una autopista galáctica) Pero sus advertencias cayeron en nuestros oídos sordos, siendo interpretadas como graciosas payasadas o increíbles acrobacias para entretener al público de los parques acuáticos. Así pues, cansados de avisarnos sin que les hiciéramos el menor caso, los delfines decidieron abandonar la Tierra en busca de mares mejores. Eso sí, como eran tan inteligentes y educados, antes dejaron una última transmisión a modo de despedida: "Hasta luego, y gracias por el pescado". Y de ahí el título de otro de los libros de esta saga, y de esta simpática canción. Os pongo letra original en inglés, traducción mía y vídeo que explica la historia y en el que podréis oír la canción.
SO LONG AND THANKS FOR ALL THE FISH
So long and
thanks for all the fish
So sad that
it should come to this
We tried to
warn you all but oh dear!
You may not
share our intellect
Which might
explain your disrespect
For all the
natural wonders that
grow around
you
So long, so
long and thanks
for all the
fish
The world's
about to be destroyed
There's no
point getting all annoyed
Lie back
and let the planet dissolve(around you)
Despite
those nets of tuna fleets
We thought
that most of you were sweet
Especially
tiny tots and your
pregnant
women
So long, so
long, so long, so long, so long
So long, so
long, so long, so long, so long
So long, so
long and thanks
for all the
fish
If I had
just one last wish
I would
like a tasty fish
If we could
just change one thing
We would
all have none to sing.
Come one
and all
Man and
Mammal
Side by
Side in life's great gene pool
(oooohhh
oooohhh oooaahhhhh- ah ahh)
So long, so
long, so long, so long, so long
So long, so
long, so long, so long, so long
So long, so
long and, !Thanks!
for all the fish!
HASTA LUEGO Y GRACIAS POR EL PESCADO
Hasta luego y gracias por el pescado,
una pena que haya tenido que terminar así.
Intentamos advertiros, pero queridos,
parece que no compartís nuestro intelecto,
lo cual explica vuestra falta de respeto
hacia todas las maravillas naturales
que crecen a vuestro alrededor
Hasta luego, hasta luego,
y gracias por el pescado
El mundo esta a punto de ser destruido,
no hay razón para sorprenderse,
tumbaros y dejad que el planeta se disuelva (a vuestro alrededor)
A pesar de todas esas redes de los atuneros,
creíamos que la mayoría de vosotros eráis majos,
especialmente los pequeñajos
y las mujeres embarazadas
Adiós, adiós, adiós, adiós
adiós, adiós, adiós
y gracias por el pescado
Si tuviera un último deseo,
pediría un sabroso pescado,
si pudiéramos cambiar una sola cosa,
no tendríamos nada que cantar
Vamos todos,
hombres y mamíferos
juntos en la gran piscina genética de la vida
juntos en la gran piscina genética de la vida
(Oooohhhh)
Adiós, adiós, adiós
adiós, adiós adiós
Hasta luego, y gracias,
gracias por el pescado
1 comentario:
Una trilogía en cinco partes, tal y como definió con ironía su autor. Se que existe una serie de televisión de los años 80, pero no la he logrado ver. Lo mejor de todo, para mi ver a un "héroe" galáctico como es Arthur Dent vestido todo el rato con un albornoz. Y os preguntareis ¿como es esto posible? Pues debido a que se levanta somnoliento, se pone a desayunar, y cuando esta en la ducha, se da cuenta de que van a demoler su casa, y los acontecimientos se desarrollan tan rápido que no tiene tiempo de vestirse. Es uno de los mejores guiños a la ciencia ficción de Douglas Adams
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