El origen del cuento, que sería importante conocer, se podría remontar, como no, a la Antigua Grecia, donde aparece por primera vez en el mito de Eros y Psique. Posteriormente, la historia cambia, se adapta a los gustos de la Europa medieval, y sobre todo, en Francia, comienzan a aparecer diferentes versiones. La más conocida y usada es la de Jean-Marie Leprince de Beaumont, en la que la hermosa Bella es la hija menor de un sencillo mercader, teniendo dos hermanas vanidosas y celosas de ella. Cierto día, el padre partió a realizar nuevos negocios, que podrían ayudar a la familia a recuperar la prosperidad económica perdida. Las dos hijas mayores le pidieron caros regalos, pero Bella le dijo que tan solo quería una rosa. Viajando, el mercader vio un precioso rosal en un lúgubre castillo, y cortó una rosa para Bella. La Bestia le sorprendió y le tomó prisonero, pero el mercader le habló de sus hijas, y de que ellas le necesitaban, y la Bestia accedió a dejarle ir, a cambio de que una de las muchachas ocupara su lugar. Bella se ofreció voluntaria, y fue conducida al castillo de la Bestia. Durante algún tiempo, la Bestia fue gentil y amable con ella, incluso le pidió su mano en matrimonio, pero Bella no quería casarse con él. Un día, ella vio en un espejo mágico que su anciano padre estaba muy enfermo, y le rogó a la Bestia que le permitiera verle una vez más. Al principio, se negó, pero finalmente, la Bestia le concede permiso a Bella para visitar a su padre durante una semana, haciéndole prometer que regresará. Sin embargo, las dos hermanas tienden a Bella una trampa para que retrase en su regreso al castillo, y al incumplir su promesa, cuando regresa, encuentra a la Bestia muriendo de tristeza, creyendo que ella le ha abandonado. Bella le confiesa su amor, y la Bestia le transforma en un apuesto príncipe. Las hermanas son transformadas en estatuas, y Bella se casa con el príncipe, viviendo ambos felizmente juntos. Hay otra versión, más extensa, de la escritora Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, mucho más extensa, que cuenta mucha más del entorno familiar de ambos protagonistas.
Este mito, como tantos otros, tiene mucho reflejo en historias más modernas, como en el cine y las series. Es particularmente importante en la literatura juvenil sobrenatural, tan de moda ahora, donde siempre vemos a la Bestia en forma de algún ser como vampiro o licántropo, y siempre hay una joven humana, bella e inocente, que se enamora de semejante monstruo. De hecho la CW americana, que adaptó los libros de The Vampire Diaries a una estupenda serie, ha realizado otra de este popular mito y cuento
Pero no es este el ejemplo que quiero poner, no sigo esta serie, y no sé como es. Siendo de la CW, me atrevo a aventurar que tendrá un tono romántico y adolescente, pero no se si es buena o mala, ya que no la he visto. Y además, existen en el cine y en la literatura ejemplos mucho más interesantes, como los siguientes. Curiosamente, en ninguno de ellos se da exactamente una relación romántica, ni un final feliz de comer perdices, pero aún así, ambos personajes establecen una conexión interesante, actuando en algunos casos uno como reflejo del otro, y aunque no es un romance al uso (y menos mal, que eso ya esta muy trillado) a través de esa relación, de ese reflejo, ambos cambian y maduran.
1. EL FANTASMA DE LA OPERA Y CHRISTINE DAEE:
Además de ser una conmovedora historia, y uno de los más bellos musicales que se hayan escrito, la historia del Fantasma y de Christine tiene fuertes reminiscencias de este mito, y del de Hades y Perséfone. Christine comienza como una bella e inocente bailarina del coro, una doncella en su pardo al más puro estilo de Perséfone, un ejemplo de belleza y dulzura femenina como Bella. El Fantasma es el monstruo que se oculta en sus catacumbas, el Hades de su Inframundo, la Bestia. El descenso de Christine a la guarida del Fantasma simboliza el dejar atrás su doncellez, la seguridad de su prado, y adentrarse, como Perséfone, como Bella, en un mundo mucho más oscuro, pasando de ser la corista a toda una prima donna. Su atracción por el Fantasma es una mezcla de fascinación y admiración por ese genio que espolea su talento, y despertar del deseo sexual. Al conocer la compasión y el cariño de Christine, y permitir que ella se reuna con Raoul, el Fantasma recupera algo de su humanidad perdida (perfectamente simbolizada por la máscara, y la desfiguración de su rostro) y aunque no obtiene el amor de su musa, encuentra al menos, algo de paz, y si bien no se convierte en un apuesto galán, al menos vive el resto de sus días sabiendo que hizo lo correcto, y como un ser humano más completo.
2. HANIBAL LECTER Y CLARICE STARLING
Por sorprendente que parezca, encuentro en estos dos muchos detalles de la Bella y la Bestia. Desde luego es difícil saber si un ser como Haníbal Lecter, perfecto epítome de la maldad sofisticada y terrible, y un auténtico psicópata, es capaz de sentir algo por alguien. Pero yo siempre he creído que es muy evidente que admira y respeta a Clarice, y que puede ver lo capaz e inteligente que ella es. Por eso, asume el papel de mentor, dejándole caer las pistas para que ella resuelva el caso de Búfalo Bill, y consiga convertirse en toda una investigadora del FBI. Puede que Clarice no se un ejemplo de feminidad tan inocente y dulce como la de una Perséfone, o Bella, ella siempre ha estado sola y es una mujer que sabe cuidar de si misma, pero sin duda, también es aún joven e inexperta. Su descenso por las escaleras hacia la celda de Haníbal es en toda regla un descenso al Inframundo, a un entorno peligroso y oscuro, que la hará madurar y adquirir la experiencia necesaria para dejar de ser una novata. Al final de la historia, ambos consiguen un beneficio mutuo de su relación. Haníbal consigue escapar y volver a ser libre, y Clarice resuelve el caso, marcándose el tanto que le ayudará a empezar con buen pie en su carrera en el FBI.
3. SANDOR CLEGANE Y SAMSA STARK
En Juego de Tronos, una saga rica en psicología, mitos, historia y personajes complejos, encontramos a dos que responden a este patrón de la Bella y la Bestia que buscamos. Sandor Clegane, apodado el Perro, es un caballero cuya familia ascendió recientemente en la escala social, al salvar su padre de Tywin Lannister de una muerte segura a manos de sus leones, ayudado por sus perros. A la familia Clegane le fueron concedidos honores de caballería por ello, honores que pasaron a la siguiente generación, en Sandor y en su hermano mayor Gregor. Pero no por ellos los chicos fueron más felices: Gregor, al que llamaban la Montaña por su gran tamaño y fuerza, era un matón de mucho cuidado, al que le encantaba atormentar a su hermano pequeño. En cierta ocasión, vio a Sandor con uno de sus juguetes, y eso fue suficiente para que desatara una violenta agresión contra él: metió la cara del chiquillo en brasas ardiendo, produciéndole graves quemaduras y la desfiguración del rostro (de nuevo la herida física, la máscara y la desfiguración como símbolos de la herida emocional y de la coraza con que la cubren a menudo los hombres) Desde entonces, y a pesar de ser uno, Sandor detestó a los caballeros, e hizo gala de un comportamiento tan brutal como el de su hermano, tapando con ello sus miedos y debilidades (bien simbolizadas por su terror al fuego) Sansa es la mayor de las hijas de los Stark, la más poderosa familia del Norte de Poniente. Una serie de circunstancias que serían largas de narran hacen que la joven se encuentre prisionera en Desembarco del Rey, en la corte y capital de Poniente, a merced de los enemigos de su familia, los Lannister, y de las maquinaciones de la reina Cersei. Es ahí donde ambos se conocen, siendo Sandor guardaespaldas del odioso príncipe Jofrrey, con quien Sansa soñaba con casarse, hasta que descubre cómo es en realidad. En cierta ocasión, al producirse una revuelta en la ciudad, Sansa esta cerca de ser víctima de una violación, siendo rescatada por Sandor. Posteriormente, la joven recibe en sus aposentos la visita del Perro, bastante bebido y cubierto de sangre tras la batalla. Este le propone huir juntos, le dice que puede sacarla del palacio, y llevarla a salvo a donde ella quiere. Sansa rechaza su oferta, temerosa de quedarse a solas con tan oscuro personaje, y porque además, ya ha recibido otra oferta con un plan de rescate que parece serio y mejor. Sin duda, no creo que ellos dos terminen felizmente juntos, para nada. Sansa esta ahora en una interesante posición para dejar de ser una muchacha sosa y bobalicona, y convertirse en una mujer más sabia y fuerte, capaz de valerse por si misma y de participar en las intrigas de Poniente. Al pobre Sandor se le da por muerto, si bien, algunas teorías bastante sólidas indican que podría haberse unido a una orden de septones (o monjes) y que ahora vive en paz con ellos. Sea como sea, su relación, plagada de breves pero interesantes momentos, sigue sin duda una dinámica de la Bella y la Bestia. Posiblemente, la belleza y delicadeza de Sansa despierte emociones de amor y protección en Sandor, y es por eso que siempre anda a sus espaldas, protegiendo de cualquier daño a este "pajarito" como él la llama, e incluso, le ofrece sacarla de su jaula, para que deje de ser la doncella en una torre y se enfrente al mundo de fuera. En cuanto a Sansa, ella creo que mira a Sandor con una mezcla de temor y admiración. Le da miedo su carácter a menudo violento e imprevisible, y es consciente de su mala fama, pero probablemente, desearía ser tan fuerte e independiente como él. Creo que cada uno de los dos deja de algún modo, su huella en el otro, ayudando a ambos personajes a evolucionar en su mentalidad y psicología.
Esto es todo por hoy. Creo que he empezado el año con buena racha con respecto al blog, inspirada con bastantes entradas que creo han sido chulas e interesantes. Tengo más en mente, así que no dejéis de pasaros por aquí. Espero que la buena racha dure tanto como sea posible, pero ya sabéis como esto de la inspiración, que viene y va caprichosamente. De momento, disfrutaré de que este de mi lado, y espero que me acompañéis, que pronto, habrá más y mejor en este blog. ¡¡Nos vemos!!
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