Bien, gente, hoy nos toca la reseña de mi serie vampírica veterana y favorita, The Vampire Diaries, que acaba de finalizar su quinta temporada. ¡Y qué temporada! Si, ya sé que en mi anterior reseña de su spin-off The Originals he comentado que el tema del triángulo amoroso y los teams a veces me agobia un poco, será porque tengo 30, y no quince, y aún así también tengo mi opinión al respecto (Stefan y Elena forever, por supuesto) y creo que el de esta serie es un triángulo intenso, interesante y bien hecho. Y dejando eso aparte, aunque sea el tema principal de la serie, hemos asistido probablemente a su mejor temporada desde la segunda. Ha sido una temporada que nos ha mostrado como esta serie ha madurado y crecido, a pesar de su eterno estilo fresco, juvenil y adolescente. Sus tramas y mitología se han vuelto intrincadas y complejas, y no hay en ellas incoherencias graves que reprochar. Sus personajes han crecido y evolucionado desde sus comienzos. La primera temporada fue una buena presentación, pero era mucho lo que aún quedaba por decir. La segunda, a través sobre del personaje de Katherine y de la llegada del todopoderoso Klaus amplió enormemente las redes mitológicas de Mystic Falls y nos reveló parte de su historia, además de incluir una buena dosis de drama y muertes inesperadas de personajes queridos. La tercera flojeó un poco, se centró en los Originales y nos contó su historia, pero le falto chispa. Se cerró con la transformación de nuestra heroína, Elena, en vampira por fin. Luego, en la cuarta, además de ver la evolución de Elena como chupasangres, vimos un paralelismo con la segunda, en el tema de la inminente llegada de un poderosos villano, en este caso, Sylas, del que al final supimos que era un doppleganger (doble) de Stefan, al igual que Katherine lo era de Elena. En esta quinta se nos han clarificado muchas cosas sobre el origen de todo, que se hallaba en Sylas y en su amada, Amara, la doble femenina original. Luego nos hemos tenido que despedir de Katherine, que eso sí, como buena doble malvada, no se fue sin luchar hasta el final. Y para terminar, la introducción de unos nuevos antagonistas. Ellos son los Errantes, si me permitís que así lo traduzca del Inglés travelers, un pueblo al más puro estilo de los gitanos, que, aunque muy poderosos en la magia, fueron condenados a no poder establecerse nunca en un mismo lugar, debido a un hechizo. Su líder Markus querrá romperlo a toda costa, y para ello necesita la sangre de los dos últimos dopplegangers, Elena y Stefan. Esto será lo que nos lleve a una season finale de infarto que, sinceramente, no ha podido ser más emocionante. Hacía mucho, mucho tiempo que no disfrutaba tanto como esta serie, la verdad.
Así que, como veis, hemos tenido una temporada más o menos dividida como en tres fases. En la primera de ellas, el gran antagonista ha sido Sylas, que nos ha interpretado Paul Waesley (Stefan) mostrando un gran talento para hacer, como ya lo ha hecho brillantemente su compañera Nina Dobrev (Elena) dos papeles muy distintos en una misma serie. El objetivo del villano: reunirse por fin con su amor, Amara, a la que dio la inmortalidad, traicionando con ello a la mujer con la que iba a casarse, Quetsiya o Ketsia. Pero esta no se lo pondrá precisamente fácil, regresando de la muerte con el nombre de Tessa, y queriendo impedir a toda costa la reunión de los dos amantes. Es aquí donde conocemos por primera vez el Otro Lado Sobrenatural, al que van las almas de brujas, vampiros, hombres lobos y otros seres sobrenaturales cuando, de alguna forma u otra, mueren. Amara era el ancla por la cuál las almas debían pasar, pero era su deseo reunirse con Sylas, hacerse mortales y pasar la eternidad juntos. Cuando eso al fin sucede, el papel de ancla pasa a una resucitada Bonnie Bennet, que regresa también del otro barrio para unirse a sus amigas, Elena y Caroline, en la Universidad. Mientras todo esto pasaba, evidentemente, ha sido el turno de la pareja formada por Elena y Damon, tumultuosa como siempre, pero que, con altibajos, se ha mantenido más o menos a lo largo de toda la temporada. Hacia en centro de la temporada, conocimos a la sociedad Agustina, una sociedad secreta que experimentaba con vampiros para beneficio de los humanos. Damon al parecer fue su víctima en los años 50, y en su cautiverio, conoció a otro vampiro, Enzo, sarcástico y algo fuera de control como él, con quien entabló amistad, pero que, en principio, no parece muy contento de verle de nuevo, ya que Damon le dejó en la estocada con su plan de fuga. En cuanto a Katherine, su lucha con Elena al final de la temporada anterior tuvo como consecuencia que tomó la única dosis existente de la Cura para la Inmortalidad, elaborada por Sylas para reunirse con Amara, y que todos los personajes buscaban entonces, por un motivo u otro. La hemos visto, por tanto, humana y más vulnerable que nunca, pero no sin recursos y ganas de pelear. Al hacerse mortal, y además impedir la Cura que vuelva a transformarse, estaba muy claro que estábamos asistiendo al canto del cisne del personaje. Contribuye aún más a esa sensación la aparición de su hija, Nadia, a la que Kath creía muerta desde la masacre en que Klaus mató a toda su familia. Más resulta que Nadia esta muy viva, es una vampira, y además una poderosa Errante. Es ella la que nos introduce la habilidad más importante de este pueblo: la de poder traspasar su conciencia a otros cuerpos, y vivir en ellos como huéspedes, o pasajeros, como ellos lo llaman. Esta condición puede ser temporal, pero también se puede hacer permanente mediante un hechizo. Cuando el cuerpo de Katherine sucumbe a un envejecimiento acelerado, es Nadie quien la ayuda a traspasar su conciencia como pasajera en el cuerpo de vampira de Elena. Esto sin embargo es descubierto, y, mediante el uso del llamado cuchillo de Errante, que es clavado en su vientre, Katherine muere a manos de Stefan, permitiendo a Elena regresar con normalidad a su cuerpo, ya que el cuchillo solo mata al huésped, no al cuerpo original. Pero no se irá sin un último acto de crueldad: infectar a Elena y a Damon con un virus desarrollado por los Agustinos, que hace que los vampiros deseen alimentarse de otros vampiros, para que se destruyan entre ellos. Serán curados después, pero el peligro acecha. De un lado, Markus, el líder de los Errantes, necesita como ya he dicho la sangre de Elena y Stefan (los dopplegangers) para romper el hechizo que impide a su pueblo reunirse y tener un hogar. El problema es que, con ello, se destruirá todo la demás magia. No más brujas, no más licántropos, no más vampiros. Así que no hay necesidad para el Otro Lado Sobrenatural, que enseguida, comienza a colapsar, llevándose consigo a las almas allí alojadas. Tras asesinar al último doble de Stefan, un joven paramédico llamado Tom, y reunir una buena dosis de la sangre de los dos últimos, todo esta listo para el hechizo. Este tendrá consecuencias tremendas, que llevarán a la muerte de muchos de los personajes principales, al menos, temporal. De entrada, asistimos a la muerte de Stefan a manos de Julian, un Errante pasajero en el cuerpo del híbrido Tyler (a quien se ha suministrado una dosis de la sangre de los doppleganger) La única consecuencia buena es que su muerte detiene temporalmente el hechizo, permitiendo a Damon y a Bonnie trazar un plan para detener a Markus, y recuperar a Stefan y a todo el que se sacrifique en el proceso. Los propios Damon y Elena darán sus vidas por ello, estrellando su coche en el Mystic Grill, el bar del pueblo, mientras este esta lleno de gas, y de Errantes despreocupados. En el Otro Lado, nuestros héroes recibirán ayuda por parte de amigos ya fallecidos, como Alaric, el profesor de historia y cazavampiros que fuera novio de la tía de Elena y Jeremy, y su tutor después; o Lexie, la gran amiga de Stefan. Esta última será la que les ayude a deshacerse de Markus, lanzándolo a la nada que consume el Otro Lado. Por su parte, Bonnie dejará en la estocada a Sylas, que reaparece en el último momento, ofreciéndose a enseñarle un hechizo para contener la destrucción a cambio de que le devuelva la vida. Bonnie logrará detener esa destrucción con la ayuda de dos brujos, Liv y Luke, hermanos gemelos que se mostraron antagonistas en muchos momentos de la temporada, pero que ayudarán al final. A través de Bonnie, sus amigos pasan de nuevo a la vida... excepto Damon, quien queda atrapado con ella el Otro Lado.
Así que creo que hemos tenido un maravillosa temporada. La primera parte nos ha ayudado a terminar de hilar la mitología original de la serie, explicando el origen de todo a través de las primeras encarnaciones de Elena y Stefan: Sylas y Amara. Se concedió tiempo a Sylar para ejercer de villano, y de que manera, aunque también se mostró su lado más romántico, y romántico fue su final, muriendo junto a su amada. Este tema queda, por tanto, brillantemente cerrado, y si lo unimos al origen la conocido de los Vampiros Originales (el hechizo de su madre Esther que les convirtió) y a la historia de Katherine, también raíz y catalizador de todo esto, tenemos al fin tejida de manera maravillosa una rica y completa mitología sobrenatural para la serie. Vuelvo a decir que esta es además, coherente con todo lo que hace. No tiene molestas contradicciones: si se explica que una cosa es así, es así. No se saltan las normas para brujas y magia, vampiros, ni lo que dijeron de cómo afecta a estos la mordedura del hombre lobo (a la cuál en esta temporada sucumbe Nadia, la hija de Kath, al ser infectada con el veneno) tampoco para los complicados híbridos o para el tema de los cazadores, en quien convirtieron a Jeremy, el hermano de Elena, en la cuarta temporada. Todo es coherente, y si hay algún tipo de cambio, este es bien explicado por motivos sobrenaturales o mágicos cuyas normas quedan bien claras. Los guionistas, gracias, a Dios, hilan bien con eso y con la evolución de los personajes y las tramas. Parece que, al menos de momento, saben lo que hacen. En cuanto a Katherine, ya era hora de despedirla, y lo han hecho tal y como dijeron: a lo grande. Su despedida se fue planeando desde el comienzo de la temporada. Se mostró su lado más humano y vulnerable, literalmente, pero siguió siendo la misma luchadora y superviviente de siempre. Se le permitió cerrar uno de los más penosos capítulos de su vida, el de la pérdida de su familia, junto a la cuál ella creía que también perdió a la niña ilegítima a la que dio a luz, y por la que tuvo que huir avergonzada y repudiada. Y el capítulo de su muerte física, antes de ser pasajera, coincidió con el número 100, así que se rindió homenaje a este personaje vital en la serie, y, recordando un poco sus maldades pasadas, pudimos ver a muchos antiguos personajes, y ver cómo la serie ha crecido y madurado, como bien decía. Aunque la trama de la sociedad Agustina es la que menos me ha convencido, me gusta el personaje de Enzo, la verdad. Me parece perfecto como colega de parranda de Damon, y desde la muerte de Alaric, necesita uno, eso esta claro. El tema de los Errantes y su funcionamiento ha sido explicado con la misma coherencia que todo, y además, hasta el final, Markus ha sido un contrincante digno y fuerte, cuya intervención me temo que habrá hecho cambiar para siempre el panorama en Mystic Falls. Los protagonistas ahora han regresado de la muerte, y, a su regreso, en principio, todos parecían normales... todos menos Tyler, que, al parecer, y debido a que tomó la sangre de Elena y Stefan, ha dejado de ser un híbrido para ser un simple lobo normal. ¡¡Genial!! Aplaudo esa decisión, es una demanda que tenía casi desde que lo transformó Klaus en la tercera temporada, y que se reforzó en mi mente al ver a la manada de los Crescent en The Originals. ¡¡Necesitamos urgentemente hombres lobo normalitos en Mystic Falls!! Ya nos basta como híbridos con Klaus y Hayley, que fue transformada tras dar a luz, y por su puesto, su hijita, Hope. Con respecto a Bonnie y Damon, y su destino... en fin, que puedo decir. Ella ha sido un gran personaje, aunque siempre usada como Deux ex Machina cuando se necesitaba una bruja poderosa, y por tanto, a menudo menospreciada, creo yo. Le doy un 10 por su sacrificio y por la forma en que engañó a Sylas, y me temo que, de una forma u otra, vamos a asistir a su final. Una pena, porque me encanta el personaje y al igual que el tema de hombres lobo, también se necesita una bruja residente en Mystic Falls. Pero quizá Liv y Luke puedan ocupar su lugar. Quizá ellos puedan ayudar con Damon, aunque, sinceramente, creo que él esta más a salvo. Debo defender una vez más que soy partidaria, más por motivos de coherencia y de cierre adecuado de la serie y el guión, de la pareja de Stefan y Elena. Pero en esta temporada, a ella la hemos visto con Damon, y por supuesto, era su turno, como no, y aunque creo que al final, siempre será Stefan, y quizá Damon si termine muriendo de forma definitiva, no es ahora el momento. Creo que regresará, Stefan y Elena no van a rendirse hasta que le traigan de vuelta en la próxima temporada, y entonces, creo que debería ser el turno de ella de hacer algún sacrificio por los Salvatore. Así que yo estaría tranquila por Damon, personaje que me encanta, sobre todo cuando, en lugar de ponerse en plan salvaje y matar o ser el perrito faldero de Elena, actúa de forma compasiva, razonable, valiente e inteligente como en esta finale. Bien por Damon también, y espero tenerle de vuelta la próxima temporada.
En fin, que ha sido una semana llena de seasons finale muy pero muy intensas y emocionante. Ya sé que The Originals y The Vampire Diaries pueden no ser series del gusto de todos, por su temática sobrenatural o por su estilo juvenil. Pero yo las veo como dos excelentes series, de las que disfruto mucho, sobre todo cuando no flojean y nos dan momentos como los de esta quinta temporada, o la primera del spin-off que ha sido estupenda. Yo os las recomendaría. Tampoco muerden y es posible que puedan gustaros. Y aquí lo dejamos por hoy. Nos veremos muy pronto. ¡¡Besos!!
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